No hay nada más castrante para un buen macho que tener que tener que estar escuchando las quejas de su mujer las 24 horas del día: "Haz esto, haz el otro". "¿Por qué chingados no has hecho nada?". En cuanto superamos la etapa de "odio a las niñas", por ahí de los 11 años, y empezamos a sentirnos atraídos por ellas, nos pasamos la vida tratando de satisfacerlas, primero por un mendigo beso; luego, haciendo hasta lo imposible por tenerlas felices con tal de que accedan a empiernarse con nosotros. Nobles como somos -porque hasta el más cabrón, una vez enamorado, habla como nena-, creemos que una vez que la tengamos contenta nos va a aflojar y, con eso, se calmarán las aguas. Temo decirles que eso es completamente falso. Las mujeres nunca estarán satisfechas. En su naturaleza está el querer más, y si no me creen, recuerden la última vez que obtuvieron un aumento: su primera reacción fue de júbilo, cogieron (follaron, tuvieron sexo) toda la noche, te alimentó de "no mames" durante un tiempo y todo era sonrisas. Sin embargo, un par de meses después te comenzó a chingar con el típico "Ya no me alcanza para nada", "yo pensé que me había casado con un chingón". Y, en otros aspectos, la historia se repite: Si te pide que después de mear dejes la tapa del baño abajo, y lo haces, al ratito ya te está fregando con que el water está salpicado y debes limpiarlo; si un día se te ocurrió sorprenderla con un a rica cena en casa, la próxima vez que lo hagas te exigirá que también laves los platos; si te pide prestado el coche, al rato y sin darte cuenta andas diario a patín, si cometiste el error de llegar temprano después de ir a chelear con los cuates, no podrás volver a llegar tarde. Ya expuesto mi punto de vista, a todos aquellos valientes que ya se animaron a casarse o arrejuntarse con una vieja, les tengo malas noticias: dejen de hacerse chaquetas mentales y mejor háganselas físicamente, así como tu nunca dejarás de beber por más que se lo hayas prometido, ella jamás va a dejar de chingarte. Colegas, los hombre estamos obligados a entender que el precio de tener una nalguita esperando en casa es muy alto; por sexo y dormir calientito, no volverás a sentir paz hasta que estés más frío que un homosexual en un table. En pocas palabras, ellas, como nosotros, tampoco van a cambiar. Resignémonos y aceptemos que el título de esta columna es cierto, afrontemos como hombres el hecho de que así tendremos que vivir el resto de nuestras vidas, y no olvidemos que el camino al sexo está lleno de baches.
"MARCO X" REVISTA "H" PARA HOMBRES #117 FEBRERO 2009. POR CIERTO EN LA PORTADA ESTA LA MAMIRIQUIS DE DORISMAR¡